¿Os habéis preguntado alguna vez por qué este querido amigo de los niños que llamamos Papa Noël o Santa Claus tiene esta cara tan característica y no otra?
¿Qué personalidad esconde el famoso rostro de este personaje que se va demultiplicando en este mes de diciembre y que va a recibir millones de cartas de niños contándole que se han portado bien y que le traiga sus juguetes más deseados?
Cuando escuchamos su nombre, todos nos hacemos una idea de su retrato robot: una cara bien redonda con una nariz corta y espesa ligeramente respingona con los orificios nasales grandes y bien abiertos, rodeada de mofletes de tez roja. Su larga barba blanca deja aparece una boca relativamente pequeña pero con labios muy carnosos. Sus ojos brillan y son más bien pequeños y ligeramente átonos con los parpados superiores un poco caídos pero están protegidos por potentes cejas muy pilosas. El nivel medio de su cara (su nivel emocional) es ancho con pómulos salientes pero relativamente corto. Su barba esconde un nivel instintivo importante y domina sobre los otros niveles (intelectual y emocional) ese nivel instintivo (el motor de su personalidad). Su mandíbula debe estar envuelta de carnes ligeramente fofas; no olvidemos que nuestro amigo ya tiene sus años y que ostenta con orgullo una barriga generosa que nos indica su filosofía del buen vivir. Sin embargo sigue siendo un hombre muy activo y la anchura de su mandíbula le permite abarcar la gran tarea de fabricar juguetes para todos los niños del mundo. Su inseparable gorro que combina con su traje rojo esconde una frente dilatada con algunos surcos de reflexión; planificar y ejecutar tanto trabajo en un tiempo tan reducido requiere saber anticipar y organizarse y le puede llevar algunos dolores de cabeza.
Su cara nos dice que trata de ser una persona amable, de aparentar siempre una actitud jovial y alegre y de llevarse bien con todos. Premia a los niños que se portan bien con regalos. ¿Y a los niños que se han portado mal? Como mucho les trae un poco de carbón pero sigue siendo casos muy limitados porque no le gusta el enfrentamiento y los conflictos. Prefiere enfocar en lo positivo en lugar de destacar lo negativo. Es una persona bonachón y un gran optimista. Su voz interior le dice que si los demás están bien, el también estará bien. Como persona con fondo extravertido, su felicidad depende mucho del exterior. Y se acomoda mucho a ese mundo exterior: es una persona conformista, tradicional, que acepta y acoge a todos. Es de hábitos fijos y no le agobia los trabajos rutinarios. Es tranquilo, paciente, con gestos y movimientos lentos y pausados. A pesar de la envergadura del trabajo que se supone que tiene durante la Navidad, no parece estresado. Este estrés, lo tiene pero lo disimula por dentro con esta capa de carnosidad que envuelve esa cara que sonríe fácilmente y que transmite paz y buen rollo. Por eso los niños se sienten muy a gusto con él haciéndoles sentir tranquilos, seguros y aceptados.
Es un hombre de familia, de reunir a todos con la excusa de los regalos, de celebrar un evento tradicional. Pero no le gusta ser protagonista, prefiere mantenerse en segundo plano. Nuestro amigo fusiona tanto con el ambiente que le cuesta enfrentarse a las reacciones de los demás, y prefiere no estar delante de los niños cuando reciben sus regalos y pasar inadvertido. ¿Por qué le pasa esto? Hay una separación entre su nivel intelectual y su nivel emocional. Prefiere saber que todo está bien antes de implicarse. Mantiene una distancia prudente. Como hemos dicho, huye de los conflictos. Y enfrentarse al enfado de un niño no satisfecho con su regalo le costaría mucho. Su frente ancha y dilatada nos dice que tiene un pensamiento global y muy receptivo y nos toma a todos en cuenta para realizar su trabajo. Es un hombre preocupado por el bienestar social de todos y especialmente de los niños con quien sintoniza especialmente porque ha mantenido muy vivo en el espíritu de la niñez (gran dominancia en su cara de movimientos de Dilatación característicos de la niñez).
Ultima cosa, nuestro amigo es un ‘bon vivant’, le gusta disfrutar de los places de la mesa. Cuando venga por tu casa, lo de tenerle preparado un vaso de leche con una galletitas: no… mejor una copa de buen vino acompañado de un rico tentempié. Te estará muy agradecido porque lo de trabajar la pansa vacía para él, es inconcebible y porque sabe disfrutar de lo bueno.
¡Que tengáis todos unas felices fiestas de Navidad!
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