Antoni Gaudí (1852-1926) nació en una familia humilde, en el año 1852

Estudio morfopsicológico de Antoni Gaudí

Tuvo una dura infancia, padecía de problemas motrices y constantes enfermedades que lo obligaban a permanecer más custodiado que un niño cualquiera y a lo largo del tiempo, esto influyó mucho en la personalidad  de Gaudí, haciéndolo introvertido e insociable

la obra que logró sacarlo del anonimato fue un trabajo de orden decorativo que realizó para la Exposición Mundial de París en 1878. Esta obra sorprendió por su gran originalidad y delicadeza al empresario Eusebi Güell, quien luego se convirtió en su principal cliente y protector.

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La continuación de su vida es historia. La Sagrada Familia, la Casa Vicens, el palacio Güell, la casa Batlló, el parc Güell, la Pedrera, todos estos monumentos que se pueden admirar en Barcelona, todos son patrimonio de la humanidad de Unesco.

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Tenía una gran habilidad para poder resolver cálculos estructurales sumamente complicados y buscaba constantemente nuevas tecnologías y variantes para la construcción, lo que impresionaba mucho a sus colaboradores, y les dejaba perplejos con las nuevas ideas que presentaba día a día.

Los últimos años de vida fueron muy duros para el arquitecto, ya que todos sus seres queridos habían muerto, incluyendo a su amigo Eusebi Güell. A esto también se le sumaron frustraciones amorosas, y profundas crisis económicas. Gaudí estaba arruinado emocionalmente y se sumergió en la religión buscando una salida.

Su muerte fue trágica: fue atropellado por un tranvía, y no recibió socorro inmediato, dado que su desarreglado aspecto y sus sucias ropas daban a pensar a la gente que éste era un mendigo.

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Una personalidad compleja

El motor de su personalidad era el mundo intelectual. Vivía en su mente. Aprender, poseer conocimientos y convertirse en experto era algo vital para él. 

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Era un ser independiente. No aceptaba opiniones ni doctrinas recibidas. Examinaba por si mimo las informaciones. 

Tenía una personalidad idealista, sereno, firme en sus valores, altamente sensible, pero seguro de sí mismo.

Su naturaleza era introvertida y necesitaba instantes de soledad para recuperar la ‘energía’. 

Siempre se sintió diferente al resto, aunque tenía muchos amigos, nunca podía sentir que encajaba con el grupo. Sentía que estaba destinado a algo más que un trabajo diario.

El arquitecto de los sueños.

La personalidad de Gaudí era la de un soñador infatigable. Sus sueños no se quedaban en la mera ilusión en el clásico soñador pasivo. Tenía la necesidad natural de contribuir a la sociedad, y de ahí, que soñaba despierto para actuar del mismo modo: con convicción y decisión. Su imaginación fecunda le permitió plasmar conjuntos de formas pioneros y crear nuevas maneras de hacer y percibir las cosas.

De forma general era altamente leal a su propio sistema de valores y no podía seguir a otros por un camino que no les parecía auténtico. Se mantenía fiel a su propia genialidad, creando atmósferas únicas llenas de imaginación. 

Su autoestima se relacionaba mucho con ser valorado como una persona experta en algo. Ser intuitivo y juzgar al mismo tiempo puede ser algo que a menudo entra en conflicto entre sí. Aunque seguía su intuición (y era así de espontáneo), también le gustaba ver el orden en las cosas y crear orden donde no lo había.

Un artista racional

Era muy creativo y racional al mismo tiempo. Esto podía a menudo plantear una situación conflictiva, donde la mayoría de sus ideas artísticas chocaban con las pautas racionales.

Su lado perfeccionista y su sistema de fuertes valores no permitía mucha espontaneidad, pero su intuición le obligaba a actuar en situaciones en las que el razonamiento no jugaba un papel decisivo.

Esto significa que, independientemente de lo organizado que quiera estar, su espontaneidad e intuición se rebelía contra las listas y órdenes que se había fijado o impuesto. Al final, se comprometía  cambiando las reglas con cada nuevo descubrimiento espontáneo.

Su lado artístico solía tratar de representar su mundo interior, y siendo introvertido, cualquier crítica desde fuera podía sentirse como un ataque a sus sentimientos y pensamientos más personales.

Por lo tanto, usaba su racionalidad para medir y juzgar todo lo que iba floreciendo en su mente antes de que cualquier otra persona pudiera hacerlo. 

Era capaz de concentrarse, de enfocarse en lo que llamaba su atención y predecir el probable desenlace de una cadena de eventos.

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Desordenado y ordenado

Tendía a no dejar nada al azar y a pensar que tenía que saber todo sobre algo en concreto. Era muy metódico y podía serlo hasta en el control del tiempo para programar perfectamente sus actividades y aprendizajes. 

Su carácter juzgador le obligaba a poner las cosas en orden y crear un espacio ordenado para vivir. Sin embargo, también era muy creativo y quería experimentar con el espacio que le rodeaba.

El fuego creativo que ardía en él no le permitía asentarse en el mismo entorno durante mucho tiempo. Así que, una vez que había ordenado todo bien, podía empezar a reordenar y reorganizar todo hasta que se metiera en un completo lío.

Un ser desapegado de las emociones

Huía de los sentimientos. Lo que más valía para él eran las ideas. Su dedicación al trabajo era plena. Le hizo descuidar el poco tiempo libre que pudiera quedarle para su vida privada. Nunca contrajo matrimonio

Era un ser muy protector de su mundo interior. Se distanciaba del mundo exterior para observar las cosas en su totalidad y evitar la invasión.

Invertía más tiempo en soledad que en compañía de otros, imaginando realidades alternativas. Era una persona difícil de conocer. Necesita tener un refugio que fuese su templo donde mantenía su espacio personal para marcar límites con los demás. Su privacidad era un tema no negociable. 

Tenía tendencia a sentirse atrapado cuando alguien se volvía emocionalmente importante para él. Las emociones intensas podían hacerle sentir débil. Estas emociones reprimidas se sublimaban en la creatividad intelectual. Pero era un solitario que quiera estar con la gente.

Necesitaba soledad y concentración en sus ideales e inspiraciones, aunque también necesitaba sentir pertenencia a un grupo. Por eso a menudo podía vivir dos ritmos: permanecer callado y aislado en su propio mundo y sus investigaciones para después tornarse gregario y participar activamente con su grupo de relaciones vital. Este grupo era preferido como un club minoritario de viejas amistades en donde se sienta querido y apreciado sin presiones hacia la popularidad. 

Las personas superficiales o sentimentalistas no eran de interés. 

La tenacidad y perseverancia de sus ideales

Mostraba una clara orientación a los objetivos, alta creatividad y mucha intuición. Cuando se apasionaba por algo, parecía que nada podía interponerse en su camino. Su lema hubiera podido ser: “Lo imposible lleva un poco más de tiempo”.

Reducía sus necesidades al máximo, era minimalista y autosuficiente. Tendía a sentir placer en la abstinencia y el estoicismo.

En la Cuaresma posterior a la adaptación del proyecto de la Sagrada Familia, quiso prepararse de tal forma que realizó un estrictísimo ayuno penitencial, llegando a estar tan agotado que flaquearon sus fuerzas. 

Sus construcciones eran como sus refugios, donde acumula sus tesoros de imaginación y de conocimiento. Ese mundo de las ideas en el que vivía, potenciado por su capacidad de concentración que el aislamiento le proporcionó,  así como la imparcialidad resultante de observar el mundo desde afuera le convirtió en un gran inventor.