Análisis de rostros

Con apenas 27 años, Amy Winehouse, una de las voces más prometedoras del jazz nos dejaba. Una gran pérdida para todos los amantes de su música (en los cuales me incluyo) que mezclaba diversos géneros, entre los que destacan el jazzR&Bsoul y ska. Esta estrella fugaz destacó y nos hacía vibrar con su voz conocida como contralto y descrita como acústicamente poderosa, y también por su capacidad de expresar profundamente sus emociones en sus canciones. Su estilo muy llamativo y provocador y su agitada vida personal fueron también 2 motivos por los cuales los medios de comunicación hablaron mucho de ella. Tenía una fuerte personalidad con tendencia a la depresión.

Amy Winehouse
Amy Winehouse

Amy tenía un rostro con tendencia ‘reaccionante’ (palabra del léxico morfosicológico) porque el conjunto de sus receptores (ojos, nariz boca) ocupaba una gran superficie en un rostro más bien estrecho, por su forma ovalada. Se usa el término ‘reaccionante’ porque el sujeto con esta configuración fisiológica reacciona fácilmente a las solicitaciones externas de su entorno. Es un antagonismo significante entre las fuerzas de conservación del rostro y la abertura de los receptores. Por una parte Amy tenía un fondo introvertido, interiorizaba todo y se tomaba todo de forma personal; necesitaba seguridad y un entorno a medida para sentir paz interior. Pero por otra parte la abertura de sus receptores indican una abertura de carácter, un a priori de confianza en los demás;  sus intercambios con el exterior se hacían de un modo natural y generoso, quería fusionar con el entorno.

«Mi intención es la de componer canciones, lo más sinceramente posible, sobre cosas que me suceden y es mi deseo que la gente conecte con lo que cuento en ellas.

Tenía tendencia a exponerse de forma constante a las influencias externas del entorno, dejándose llevar por su ‘feeling’ y actuando  en consecuencia sin calma, ni reflexión, con tendencia a desatender sus necesidades internas más importantes. Su marco estrecho revela una sensibilidad interior alta, una necesidad de sentirse diferente, autentica, única y exclusiva. Y sus receptores abiertos y proyectados le motivaban a compartir de forma espontánea y pasional ese mundo interior atormentado por unas influencias externas poco controladas. Intensificaba su realidad mediante la fantasía, la imaginación y los sentimientos apasionados.

En el rostro de perfil de Amy se observa como los movimientos de proyección (hacia delante / inclinación) dominaban y le daban un carácter dinámico y juvenil, potenciado por una alta tonicidad en todos los niveles del rostro. Ese dinamismo espontaneo no estaba muy canalizado por movimientos de contención (hacia dentro / verticalidad). Su boca tónica con labios carnosos en un saliente indica una importante sensorialidad y sensualidad, una avidez de incorporar,  una forma de bulimia y un gusto pronunciado por la fantasía, de probarlo todo. Esta tendencia instintiva no estaba frenada por la parte cerebral; su frente en retracción (vida cerebral dominada por las emociones) presentaba igualmente un movimiento de proyección (inclinación) y le costaba canalizar sus fuertes e intensos impulsos.

Los sentimientos y las emociones eran el motor de su personalidad (dominancia del nivel efectivo de su rostro). Tenía la necesidad de amar y ser amada, y el deseo de sentirse admirada. Tenía una gran generosidad afectiva, dispuesta a dar y a hacer cualquier cosa por otra persona de su entorno cercano. No soportaba la idea de estar sola y precisaba estar rodeada de su grupo de próximos. No tenía secretos para nadie. Podría expresar sus simpatías y antipatías con espontanea naturalidad, dando la impresión que no puede contenerse. Y respondía rápidamente y con vigor cuando estaba contrariada.

La asimetría en altura de pómulos (un pómulo posicionado más alto que el otro) evidencia una tendencia a frecuentes e intensos altibajos emocionales: en el rostro de Amy, se observa esa asimetría en su nivel afectivo. Ese desequilibrio interior fue un gran fuente de creatividad para ella pero el precio fue muy elevado porque le costa canalizar esas tormentas emocionales.

Amy Winehouse
Amy Winehouse

Era muy competitiva, activa e exigente. Pero de forma inconsciente existía el miedo a no ser querida y a perder el contacto y la conexión afectiva con los demás (2 receptores muy en avance).  Adicta al alcohol, decía:

No quiero beber nunca más, sólo necesito un amigo”.

Esta sobreexposición al mundo externo nos revela una personalidad construida sobre la carencia para poder ser feliz, sumiéndose en la envidia, la tristeza y la melancolía. Le costaba entender lo pasaba por dentro, con esa tendencia a creer que los demás tenían algo que a ella le faltaba.

Agobiada por un creciente auto desprecio y emocionalmente bloqueada, desarrolló un fuerte sentimiento de insignificancia (no valgo, no me merezco) y cayó en la auto destrucción con su adicción a las drogas y el alcohol.

La mayoría de la gente de mi edad se pasa el tiempo pensando en lo que va a hacer en los próximos cinco años. Mientras ellos piensan sobre su vida yo me bebo todo el alcohol que puedo.”

Amy era un ser original, creativo y sensible, con alma de pionera a la que no le interesaba demasiado la tradición, ni las reglas sociales. ¡Un genio sin concesión! Pero se sentía sola e incomprendida en su genialidad. Y esas vivencias interiores impregnaban mucho las letras de sus canciones como la de uno de sus grandes temazos ‘You Know I’m No Good’.

Qué es la Morfopsicología

La morfo-psicología es una herramienta de diagnóstico muy precisa de la personalidad a través del estudio de los rasgos del rostro. La creó en 1937 el psiquiatra francés Louis Corman.

Tiene muchos campos de aplicación, entre ellos el crecimiento personal, la comunicación con los demás, la terapia, las ventas y los recursos humanos.