paraguasFundamentada en leyes biológicas, la morfo-psicología es una herramienta que se basa en nuestros rasgos faciales para identificar los rasgos psicológicos que tenemos interiorizados. Básicamente nos permite saber cómo funcionan e interactúan la parte cerebral, emocional / afectiva e instintiva de cada persona.

A nivel relacional, partimos de la premisa siguiente: una persona cuyo funcionamiento psicológico es armonioso puede perfectamente llevarse bien en cualquier tipo de contexto (amor, amistad, trabajo, etc.) con cualquier otro tipo de persona cuyo funcionamiento psicológico es armonioso.

Existen relaciones de pareja muy armoniosas independientemente de la combinación de los rasgos faciales de las 2 personas. Y personalmente pienso: ‘¡Menos mal!’ Y como morfo-psicólogo, les anticipo una cosa importante: la guapura física aparente de un rostro no es necesariamente sinónimo de armonía psicológica; detrás de formas atractivas y juveniles (ejemplo: una nariz respingona), se pueden esconder señales de inmadurez y fuertes antagonismos interiores.

A menudo la gente me pregunta lo siguiente: ¿Usando la morfo-psicología, se podría saber más o menos los rasgos faciales de la pareja perfecta de una persona? ¡No! La morfopsicología no es una herramienta de selección pero más bien de prevención. En el caso de una pareja o de un proyecto de emparejarse, la morfo-psicología facilita una indicación precisa y concreta de riesgos potenciales de conflictos y de inadaptación, y por lo tanto los medios para anticiparlos.

La morfopsicología se interesa en las motivaciones y las necesidades de las personas pero no es determinista. Por ejemplo un rostro estrecho indica que una persona valora más los criterios cualitativos de la vida que los criterios cuantitativos pero la morfo-psicología no determina lo que significa ‘calidad de vida’ para cada persona con rostro estrecho. La definición de algo cualitativo variará según cada persona y cada persona podrá encontrar formas distintas de satisfacer su necesidad de calidad. Por lo tanto la morfo-psicología no determinará cuales deben ser los rasgos faciales de la pareja que más se ajusta con otra persona.

Cada rostro describe un conjunto de motivaciones y de necesidades que pueden expresarse de manera positiva o negativa. Este parámetro es muy importante y puede variar según la persona y según los momentos de su vida.

En el tema de relaciones de pareja como en todos los otros temas, la morfo-psicología no propone soluciones ya empaquetadas sino que privilegia un acercamiento personalizado respetando la especificidad de cada ser, las combinaciones de los rasgos faciales siendo infinitas. Un estudio morfo-psicológico pondrá en evidencia el modo de funcionamiento privilegiado de cada persona, sus zonas fuertes y sus puntos de vulnerabilidad. La morfo-psicología permite detectar las fuerzas antagónicas dentro de la persona y el nivel de posibilidad de la persona para canalizar estas fuerzas que se oponen.

La morfopsicología evitará así la necesidad de una larga duración de convivencia y de observación para conocer el carácter y la personalidad de la otra persona. La observación cotidiana servirá para confirmar y afinar los resultados del diagnóstico morfo-psicológico. Cuando realizo estudios morfo psicológico de parejas, siempre me hacen gracia las reacciones espontaneas de las personas al sorprenderse que una persona ajena a su vida de pareja puede detectar con exactitud y de forma casi inmediata las motivaciones y las necesidades que condicionan el comportamiento de la persona con quien convive: ‘¡Pero si es tal cual!’  Los morfo-psicológicos no somos adivinos pero disponemos de una herramienta muy valiosa que favorece y acelera el conocimiento mutuo.