Con el paso de los años, lo normal es que se puedan ver cambios importantes en la cara de cualquier persona. Un adolescente, un adulto, un anciano ya no presentan las formas de su niñez y su psicología también ha evolucionado.

Si con los años las formas permanecen infantiles, la conducta en cierta medida permanece también infantil. Si una persona hace un gran trabajo personal para modificar su conducta habitual, se podrán observar modificaciones morfológicas que traducen los esfuerzos que han sido realizados.

El medio en el cual se encuentra sumergida una persona puede afectar también las formas de la cara y por lo tanto modificar su conducta de forma crónica.